- Estudiantes y académicos encuentran en ERIS un espacio donde la química de las estrellas impulsa tanto la investigación como el crecimiento personal.
El proyecto ERIS se ha convertido en una referencia tanto por sus aportes científicos como por su enfoque formativo. A través del estudio de las atmósferas estelares, este proyecto multidisciplinario busca reconstruir la historia de la Vía Láctea utilizando la química como herramienta clave. Más allá de su misión científica, ERIS se ha consolidado como un espacio para la formación de nuevos talentos, donde estudiantes y académicos trabajan de manera colaborativa, aprendiendo unos de otros y explorando nuevas fronteras del conocimiento.
“Parte de formar personas es transmitir conocimientos, pero también uno aprende mucho con ellos”, comenta Claudia Aguilera, investigadora de ERIS. Para ella, el proyecto ha sido un ejemplo de cómo la interdisciplinariedad enriquece tanto a los estudiantes como al equipo científico: “Hemos tenido que aprender herramientas de áreas como biología, matemáticas y astronomía, y ese proceso de aprendizaje conjunto es lo más enriquecedor”. Aguilera también destaca el orgullo que siente al ver los logros de estudiantes como Kurt Walsen y Daniel De Brito Silva, cuyas tesis han sido reconocidas a nivel nacional.
Kurt Walsen describe su experiencia en ERIS como un cambio fundamental en su trayectoria: “Al principio, solo me dedicaba a pasar los cursos, pero trabajar en ERIS cambió completamente mi forma de aprender y colaborar. Me abrió los ojos a nuevas herramientas y me motivó a seguir una carrera en la investigación, algo que antes no consideraba”. Además, resalta cómo el proyecto le permitió conectarse con otros científicos y explorar diferentes áreas de conocimiento.
“El tiempo pasado con el grupo de ERIS ha sido muy grato, quedo únicamente con buenos recuerdos y aprendizajes”, destaca Álvaro Márquez, estudiante e integrante de ERIS, al recordar su experiencia desde 2022. Para él, el aporte de ERIS en su vida académica y profesional se resume en cuatro aspectos clave: los valiosos consejos de colegas como Paula y otros integrantes del grupo; la relevancia del trabajo interdisciplinario, que considera esencial para obtener resultados extraordinarios; y la oportunidad de reconectarse con su pasión por un área de investigación que había descartado por razones laborales, pero que ahora busca mantener, combinando ingeniería y astronomía.
Además, resalta la importancia de la divulgación científica, un deber que a veces se olvida en la investigación. “La curiosidad está en todas las personas, no solo en Santiago, como alguien me dijo en Mulchén”, reflexiona Márquez, subrayando el compromiso de ERIS con llevar la ciencia a todos los rincones. “No tengo más que agradecimientos hacia toda la gente de ERIS y de Sense también”.
Jenny González, estudiante de doctorado, también ha encontrado en ERIS un ambiente único que fomenta el crecimiento profesional y personal. “Aunque mi tesis no está directamente relacionada con los árboles filogenéticos del proyecto, el ambiente colaborativo me ha permitido aprender de otras disciplinas. Las reuniones periódicas nos dan la oportunidad de compartir ideas y desarrollarnos como científicos jóvenes”, comenta.
Para Theosamuele Signor, la mayor lección de ERIS ha sido la importancia de la curiosidad en la ciencia: “Pensaba que la investigación era algo más pragmático, pero aquí aprendí que se trata de explorar ideas, incluso si no siempre funcionan. Eso es lo que define la ciencia”. Por su parte, Sara Vitali valora la creatividad y el coraje que encontró en ERIS: “Nunca me sentí tan estimulada como aquí. Ver cómo líderes como Paula y Patricia se atrevieron a salir del esquema y construir algo innovador es inspirador”.
El impacto formativo de ERIS trasciende lo académico, fomentando habilidades como la resiliencia, la creatividad y la tolerancia a la frustración. “La relación con los estudiantes no solo enriquece el ámbito científico, sino también el humano”, concluye Claudia Aguilera, quien enfatiza que este intercambio de conocimientos es esencial para formar a la próxima generación de científicos. En este proceso, ERIS no solo busca descifrar los secretos de las estrellas, sino también inspirar a quienes escribirán el futuro de la ciencia.