El universo no solo evoluciona: también nos invita a evolucionar junto a nuestra manera de comprenderlo. Hace algunos años, el Núcleo Milenio ERIS propuso una idea tan audaz como fascinante: aplicar los principios de la teoría evolutiva de Darwin al estudio del cosmos. Inspirados en el concepto de “descendencia con modificación”, los miembros de ERIS emprendieron la tarea de reconstruir la historia de la Vía Láctea —y más allá— utilizando árboles filogenéticos, herramientas tradicionales de la biología evolutiva, para mapear la compleja historia evolutiva de las galaxias. ERIS fue mucho más que un experimento interdisciplinario. Fue una plataforma de colaboración entre astrónomos, biólogos y matemáticos; un semillero de jóvenes científicos; un espacio de formación crítica y de divulgación activa. A través de simulaciones cosmológicas y el análisis de datos observacionales, el equipo logró construir un puente entre las estrellas y las células, entre la química del espacio interestelar y los patrones evolutivos que nos ayudan a entender nuestros propios orígenes biológicos.
Hoy, ese espíritu pionero da un nuevo paso evolutivo. Nace Phylogal, un grupo de investigación que recoge la herencia de ERIS y la proyecta hacia nuevas dimensiones. Phylogal no solo consolida la filogenética galáctica como un campo emergente, sino que se propone profundizar en ella con renovadas herramientas, redes y propósitos. Esta transición representa la madurez de una visión científica que se atreve a mirar las galaxias como linajes en expansión, con historias de mezcla, transformación y transmisión de elementos químicos a través de generaciones estelares. La misión de Phylogal es explorar los procesos que moldean la evolución galáctica, desarrollar metodologías que integren biología, matemáticas y astronomía, fomentar la colaboración internacional para enriquecer la mirada interdisciplinaria y compartir el conocimiento generado con la academia y la sociedad, abriendo el diálogo entre ciencia y ciudadanía.